La Conjuración de Venecia

Con este nombre se conoce a la intriga política producida en 1618 en la ciudad de los canales y que tuvo por protagonistas a grandes personajes de nuestra historia, formando uno de tantos capítulos de la Leyenda Negra.

Las relaciones entre Venecia y España, a través de sus embajadores fueron tensas en esos años, debido en parte al apoyo que Venecia dio a Saboya en su guerra contra España, por lo que no es de extrañar que unos y otros se acusaron mutuamente de haber conjurado para genera un alzamiento militar.

Según los venecianos, la conjura se forjó entre los grandes hombres de poder españoles en Italia: el duque de Osuna, virrey de Nápoles y su secretario Francisco de Quevedo; el marqués de Villafranca, gobernador de Milán y el marqués de Bedmar, embajador español en Venecia. Todos ellos eran enemigos potenciales del Consejo de los Diez, el cual habría intentado presionar al Duque de Lerma para ser retirados de sus cargos en Italia, a cambio de seguir manteniendo la paz en la península.

Todo comenzaría diez días antes de la fiesta de la Ascensión, día grande en el que se celebraban las bodas del Dux con el mar. El 14 de mayo comenzaron a aparecer cuerpos de mercenarios franceses ajusticiados en la Piazzetta o asesinados por las calles flotando en los canales, hasta un total de 300 personas; mercenarios que según unos, habrían sido manipulados por este grupo de diplomáticos españoles, dado que podrían haber pertenecido a las tropas corsarias al mando del  duque de Osuna, quien les habría dado órdenes de ocupar los centros vitales de la ciudad y volar el arsenal.

El caso es que los venecianos justificaron la presencia de éstos mercenarios franceses protestantes, asentados en la ciudad, como medio que causara una justificación para la intervención militar española del Adriático, y con ello obtener por la fuerza el poder en Venecia.

La supuesta denuncia por parte de unos de los conjurados ante el Consejo de los Diez, promovió las detenciones de los franceses y su ajusticiamiento sin juicio previo. El alzamiento acabó con grandes disturbios y con el asalto a la embajada española, lo que obligó a huir al marques de Bedmar y también a Quevedo, en una rocambolesca huida, donde salvó la vida al disfrazarse de mendigo y gracias a su dominio del dialecto veneciano. Tras este golpe de mano, las fuerzas españolas responsabilizaron de los hechos a las autoridades venecianas, cuyo fin habría sido comprometer a los españoles y por tanto a las relaciones entre la Republica y el Imperio, gestándose la mala propaganda, azuzada por los enemigos de estos últimos, con consecuencias terribles para sus protagonistas.

A los oídos del monarca, Felipe III, azuzado por su valido el duque de Uceda, habría sido Pedro Téllez Girón, duque de Osuna, quien habría conjurado para hacerse con el titulo de rey de Nápoles. El embajador Bedmar sería destituido, y tiempo después Osuna sería llamado a la presencia del recién coronado Felipe IV, quien lo encerró en el castillo de Barajas, donde permanecería hasta su muerte, a pesar del apoyo de su mujer, Doña Catalina Enríquez de Ribera y de su secretario Don Francisco de Quevedo, también desterrado a su señorío de La Torre de Juan de Abad.

En el foro Paradox Interactive tenéis una explicación más exhaustiva, con diferentes puntos de vista.

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6 respuestas a La Conjuración de Venecia

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  2. ciantarab dijo:

    Dos novelas de ficción sobre el tema (no se hasta cuanto de documentadas) son “Golpe a Venecia” de Manuel Ayllon y “Conspiración en Venecia” de Yael Guiladi.

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