Piratas del Caribe – El cofre del hombre muerto

En la segunda película de la saga de Piratas del Caribe, será Jack Sparrow (Johnny Deep) el que deba de pagar por los errores de su pasado. El argumento arranca cuando Will Turner (Orlando Bloom) y Elizabeth Swann (Keira Knightley) van a desposarse, pero ambos son hechos prisioneros por Lord Cutler Beckett (Tom Hollander) y acusados de haber liberado al capitán Jack Sparrow quien está acusado de piratería y por tanto condenado a morir. Para salvar su vida y la de su futuro junto a Elizabeth, Will tendrá que encontrar a Jack y conseguir su misteriosa brújula que esconde un gran poder, el de localizar aquello que se desea. Pero mientras Jack tendrá sus propios problemas, ya que hizo un juramento de sangre con el pirata más temible y siniestro, Davy Jones (Bill Nighy), el legendario capitán del barco fantasma El Holandés Errante. Jack conseguirá involucrar a Will y a Elizabeth en sus propios planes, que implica conseguir la llave del cofre donde se encuentra el único objeto que puede acabar con Davy Jones; una búsqueda que nos presentará al padre de Will, Bill el Botas y que acabará enredando todos los sucesos para conducir a un final inesperado.

Sin conseguir alcanzar el equilibrio de su antecesora, “El cofre del hombre muerto” consigue introducir más horas de metraje para un guión demasiado embrollado y con escenas de acción en ocasiones demasiado largas. Con todo y eso la película volvió a triunfar, tal y como se esperaba de ella, pero sin la brillantez de la primera idea, siendo más irregular y con gran número de personajes que se suman a las aventuras de los protagonistas sin terminar de despuntar entre ellos.

Lo mejor: de nuevo una buena dosis de aventura pirata, con duelos, persecuciones y cambios de bando propios de su género, junto con la presencia de un buen personaje como Davy Jones y los efectos especiales que recrean el Holandés Errante.

Lo peor: duración demasiado larga que hace la película algo pesada, sobre todo en ciertas escenas de acción, que se prolongan innecesariamente. No es autoconclusiva, dejando el desenlace para la tercera película.