Piratas del Caribe – En el fin del mundo

La secuela de “El cofre del hombre muerto” comienza donde termina su antecesora, pues al contrario que la primera entrega, la segunda película no es autoconclusiva. Siguiendo con la historia que quedaba pendiente, Will Turner (Orlando Bloom) y Elizabeth Swann (Keira Knightley) aliados con el capitán Barbossa (Geoffrey Rush), se encuentran en una búsqueda desesperada para liberar al capitán Jack Sparrow (Johnny Depp) de las manos de Davy Jones. Mientras, el terrorífico capitán del Holandés Errante, es chantajeado por la Lord Cutler Beckett (Tom Hollander) de la East India Trading Company, obligándole a trabajar por su causa y organizando estragos a lo largo de los Siete Mares que hará peligrar la vida pirata. Will y Elizabeth, navegando en medio de la traición y los mares salvajes, siguen rumbo a Singapur para enfrentarse al astuto pirata chino Sao Feng (Chow Yun-Fat). En los mismísimos confines de la tierra, todos ellos deben elegir un bando en la batalla final y un Rey de los piratas que los lleve a la victoria, ya que no sólo sus vidas y fortunas, sino también el futuro de la piratería clásica, están en juego.

Lo mejor: recoge el hilo argumental de la segunda película con intención de concluir la historia. De nuevo aparece Barbossa, un personaje con gran carisma, así como gran multitud de piratas de otras naciones, cada cual más esperpéntico. Keith Richard haciendo un cameo, interpretando al padre de Sparrow, es sin duda digno de ver.

Lo peor: el argumento se engrosa demasiado con elementos fuertes para las escenas finales de la película: el limbo donde cae Jack Sparrow, el kraken y la diosa de los mares hace que quede algo excesivo el final de la misma. A lo que se suma la importancia de los efectos especiales, cada vez más impresionantes, pero demasiado cargantes.